Friday, July 19, 2013

LA GUERRA ENTRE EL PECHO Y EL BIBERON


Día 20/07/2013 - 02.03h

la lactancia materna es un asunto que suscita debate desde hace muchos años

La guerra entre el pecho y el biberón
Debates en foros, posts de madres blogueras, «peleas» on line entre las defensoras de dar el pecho y las que, por la circunstancia que sea, no han querido o no ha podido darlo. Madres que se sienten atacadas por las opiniones de las demás y conductas intolerantes que van más allá de lo socialmente aceptado conforman los debates cuando muchas mujeres se ponen a debatir en la red (y fuera de ella) sobre este asunto «espinoso». No es un tema baladí y lleva ya años discutiéndose.
Delia Carballo Eguiguren, gestora de contenidos web y comunidades virtuales, es asesora de lactancia materna y responsable de comunicación y formación de la asociación www.criarconapego.com. Es madre de tres hijos, dos de 9 y 5 años y un bebé de 4 meses, por lo que tiene experiencia sobrada sobre esta cuestión que abordamos.
—¿Qué está pasando para que dar el pecho se haya convertido en un debate sin fin?
—Objetivamente hablando, todos los bebés humanos deberían alimentarse con leche de sus madres. Cada madre fabrica exactamente la leche que necesita su bebé, en composición y en cantidad, y durante todo el tiempo que el niño quiera seguir mamando. Podríamos decir que es un sistema perfecto de alimentación. Luego, a priori, no es comprensible que alguien opte por sustituir ese alimento perfecto por un sucedáneo. Todo esto sin tener en cuenta el aspecto emocional de la lactancia materna, la cual facilita enormemente el vínculo afectivo entre madre y bebé, pero cuya ausencia no priva de este vínculo, como todos sabemos.
Dicho esto, ahí se acaba la teoría y entramos en la vida real. Tenemos, por un lado, a las madres, con circunstancias muy diferentes las unas de las otras. Y tenemos, por otro, a la sociedad, que marca aquello que es «normal».
Hasta el siglo XX lo «normal» era dar el pecho. A principios de ese siglo aparecieron las primeras leches artificiales y, por diversos motivos, estas empezaron a sustituir a la leche materna como método de alimentación infantil. Después de que toda la historia de la humanidad estuviera sustentada en la lactancia materna, la ciencia dice que la lactancia artificial es mejor, y lo «normal» pasa a ser el biberón.
Alrededor de los años 70, la preocupación por la prevalencia de la lactancia artificial empieza a promover diversas actuaciones que pretenden visibilizar la problemática asociada al uso de la leche artificial, y promocionar la alimentación con lactancia materna. Poco a poco, ésta vuelve a ganar terreno.
Ahora nos encontramos en un momento en el que las madres están divididas. Todas las madres queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero ¿qué es lo mejor? ¿Lo mejor es lo más sano? ¿Lo mejor para un bebé es también lo mejor para su madre? ¿O lo mejor es lo «normal»? ¿Y qué es lo «normal» hoy en día?
Yo creo que no hay una verdad absoluta sobre qué es lo mejor para una madre y un bebé, porque hay multitud de factores que hay que tener en cuenta.
—Si siempre se dio el pecho (antes de inventarse la leche artificial) ¿por qué tanto fracaso ahora? Antes de inventarse la fórmula habría mujeres que no podrían pero parece que menos. ¿Hemos cambiado las mujeres o es que las circunstancias actuales han provocado que hayamos cambiado?
—Siempre ha habido mujeres que no han podido dar el pecho. Hay algunas enfermedades que afectan negativamente a la producción de leche, puede no existir suficiente tejido mamario, etc. Hoy en día, hablando desde un punto meramente médico, hay muy pocos casos en los que una enfermedad puede impedir la lactancia materna, porque por ejemplo, la diabetes o el hipotiroidismo se pueden tratar con medicación y ésta es compatible con la lactancia materna. Luego, en teoría, las opciones de las madres para dar el pecho deberían haber mejorado. Pero, aunque tenemos los medios para tratar las enfermedades, hay muchos profesionales de la salud que no conocen cómo afectan estas a la producción de leche materna. Y que desconocen además, las patologías propias de la lactancia materna. Eso sin mencionar que muchos están convencidos de que las madres lactantes no pueden tomar medicación.
Saliendo del tema puramente médico, hay toda una problemática asociada a la lactancia materna que las mujeres, por lo general, desconocen. La lactancia tiene un componente fisiológico e instintivo, pero en gran medida es un acto que se aprende por imitación de nuestros congéneres. Antiguamente disponíamos en nuestro entorno de muchas mujeres lactantes en las que fijarnos. Pero eso cambió cuando la lactancia artificial se convirtió en la primera opción de alimentación. Actualmente todavía hay muchísimas mujeres que se enfrentan a su primera lactancia sin ningún referente cercano en el que fijarse y apoyarse.
Incluso cuando la lactancia se desarrolla sin problemas graves, una madre lactante necesita rodearse de otras madres lactantes. Sentirse acompañada y comprendida por sus iguales hace la experiencia mucho más satisfactoria.
Sin ese apoyo, cualquier inconveniente puede magnificarse hasta desembocar en el abandono de la lactancia.
—Muchas mujeres aseguran que no han podido dar el pecho y si bien hay gente que las apoya, otras, a veces con maneras menos cariñosas, les hacen ver que eso es imposible. ¿De dónde crees que han surgido estos grupos que a veces parecen tan irreconciliables?
Imagino que en algunos casos se debe a que una madre que ha tenido una lactancia «fácil» y ha disfrutado enormemente de ella no puede comprender que otra no elija esa opción. En el otro extremo, una madre que ha tenido una lactancia terrible, con multitud de problemas, y ha conseguido sacarla adelante, no puede comprender que otra no luche tanto como ella lo hizo.
Las mujeres que dicen que es imposible que una madre no pueda dar el pecho, suelen usar la tan manida frase de «solo un pequeño porcentaje de las mujeres son incapaces de amamantar», que se basa en que realmente existen solo unas pocas patologías que impidan completamente dar el pecho. Y no se dan cuenta de que con estas afirmaciones tan rotundas hacen muchísimo daño a aquellas que por unas circunstancias o por otras, han decidido que la lactancia materna no era para ellas, o que les suponía un coste (físico, emocional, laboral, familiar...) excesivamente alto.
—Si tienes una madre delante de ti que te confiesa que no quiere dar el pecho porque eso le supone momentos de ansiedad, desazón (por fracaso, presiones, comentarios...) ¿qué le dirías?
—Antes de decirle nada, escucharía. Mucho tiempo y atentamente. Y cuando la madre dejase de hablar, la animaría a seguir hablando un poco más. Hablar de esos sentimientos con una persona que empatiza contigo porque ha pasado por ello o por algo parecido, ayuda muchísimo a la madre.
Si una mujer me busca para desahogarse, estoy ahí para ella. No es mi función convencerla de nada, sólo escucharla, comprenderla y animarla. Creo que no hay nada concreto que se pueda tomar como base para decirle a todas las mujeres en esta situación. Hay que escuchar su historia, eso es lo más importante.
Solo en el caso de que me lo pida, intento explicarle lo que puede estar sucediendo en su caso para que la lactancia no salga adelante. Y si la madre me pide ayuda para seguir adelante con su lactancia, le ofrezco apoyo para intentar solventar esos problemas. Lo que esté en mi mano, claro. A veces, muchas veces, las dificultades reales no tienen que ver con la lactancia en sí, sino con el entorno. Si la madre me pide ayuda para destetar, también le ofrezco mi apoyo.
—Se habla mucho de los beneficios para el bebé y también para la madre de dar el pecho pero no se ahonda mucho en los problemas psicológicos que acusan muchas mujeres que «fracasan» al dar el pecho. Estados de ansiedad, sensación de no ser «buenas madres», sentir que no están dando lo mejor de sí. ¿Qué les dirías?
—Una madre siempre da lo mejor de sí. Dependiendo de sus circunstancias, toma unas decisiones u otras, pero siempre pone a sus hijos por delante, no me cabe la menor duda. Lo de «buena madre» o «mala madre» deberíamos desterrarlo de nuestro pensamiento. Aunque la lactancia artificial no sea igual de buena que la leche materna, en la decisión de no amamantar a un bebé no solo debe pesar este hecho. Hay multitud de factores que influyen. La lactancia artificial es un sustituto alimenticio aceptable, y para todo lo demás, hace falta una madre feliz y tranquila que le pueda dar amor y seguridad a su bebé.
Las madres nos sentimos juzgadas por nuestro entorno cercano y por la sociedad en general en todas y cada una de nuestras decisiones. Necesitamos empoderarnos y ser conscientes de que nadie mejor que nosotras para tomar las decisiones sobre nuestra vida y la de nuestros hijos.
—Por otro lado también están las mujeres que se sienten criticadas por dar el pecho a niños que no son bebés. Se siente juzgadas, las miran mal. ¿Por qué crees que esto está pasando? Hace cien años la gente tomaba el pecho hasta pasados los dos o incluso los tres años...
—Aquí también hay varios factores que influyen: muchas de las mujeres que las critican no dieron el pecho y por tanto no aprecian los beneficios de la lactancia materna; otras tuvieron que abandonar la lactancia muy pronto y tienen una sensación de «¿si yo no pude, por qué tú sí vas a poder?»; actualmente por desgracia lo «normal» es dar el pecho pocos meses (circunstancia muy influenciada por la falta de conciliación familiar y laboral); existe una excesiva sexualización de todos los aspectos de la vida, y la gente ve en el acto de dar el pecho algo «sucio»; etc.
Aunque quizás todo esto se podría resumir en el miedo a lo desconocido. Ahora no es habitual ver niños grandes mamando y cuando se ven, causa «desazón», como que algo no «encaja», aunque no se sepa muy bien por qué.
—Juicios, opiniones que lastiman. ¿Por qué esta guerra con este tema? Es, sin duda, de las cosas que más polémica generan. ¿Por qué es así si la maternidad es un compendio de muchísimas cosas? ¿Por qué crees que se centran los interminables debates en este tema, el del pecho?
—Quizás porque el tipo de leche que toma el bebé afecta directamente a su salud. Según yo lo entiendo, dar leche artificial no quiere decir que tu bebé va a estar más enfermo que uno que tome leche materna. Pero sí tiene más probabilidades de desarrollar ciertas patologías que si tomara leche materna.
Quizás nunca las desarrolle, o tomando leche materna las hubiera desarrollado igual. Pero hay muchos riesgos en la alimentación con leche artificial que están probados científicamente y eso no se puede negar. Esta certeza podría ser el origen de que los debates sobre leche artifical-leche materna sean tan duros.
—Por último, ¿quieres darnos consejos para madres que hayan «fracasado» en el intento de dar el pecho? No sólo los físicos, sino también los emocionales.
—Sería muy fácil decir «lo primero de todo, no considerarlo un fracaso». Pero me temo que eso ayuda más bien poco a una madre que se siente fracasada, y curiosamente es lo que más va a escuchar. A una madre que ha intentado dar el pecho y por lo que sea, su lactancia no salió adelante, le animaría a contarlo. Pero contarlo a alguien que empatice con su situación. A una madre que haya lactado satisfactoriamente o que lo haya intentado y ya haya superado esa sensación de «fracaso». También la animaría a, en la medida de lo posible, entender todas las circunstancias que le llevaron a tomar esa decisión. Pero estas cosas deben hacerlas cuando se sientan preparadas. Este «duelo» también tiene sus fases y la madre tiene que sentirse libre para recorrerlas todas.
 
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