Monday, July 15, 2013

¿Y si nos responsabilizamos de nuestra vida?

¿Y si nos responsabilizamos de nuestra vida?


Cada vez que decimos "no puedo" estamos evadiendo la responsabilidad de hacer algo. No puedo dejar a mi pareja, no puedo afrontar esta situación, no puedo tolerarlo, no puedo cambiar de trabajo. Todos estos "no puedo" son maneras de autolimitarnos a través de nuestra forma de hablar para no asumir la responsabilidad de nuestras propias elecciones. Es como si nos quitáramos poder para afrontar lo que la vida nos va presentando. ¿Cómo hacemos entonces para tomar las riendas de nuestra vida?

Lo cierto es que, en cada uno de los ejemplos mencionados, si las personas que lo dicen se lo propusieran, podrían lograr cambiar de trabajo, separarse de su pareja, afrontar esa situación que les cuesta tanto, o tolerar algo que dicen no poder.

Con sólo decir “no puedo”  o "no soy capaz"  nos alejamos, de manera segura, sin tener que asumir nuestra responsabilidad,  del asunto que nos incomoda. Nos convencemos de que en realidad el asunto no está en nuestras manos, no depende de las elecciones que hagamos, no depende de nosotros, sino que depende de otras personas, de circunstancias externas, y que no hemos podido hacer nada para evitar que fuera así.

Muchas veces es una forma de protegernos; detrás del "yo no soy capaz" , "no sé hacerlo", o "no puedo"  hay un "no me atrevo a enfrentarlo", y "quiero que pase rápido y no tener que lidiar con ello". Por tanto, es una manera de no enfrentar de manera directa lo que nos está pasando en nuestra vida o en un área de ésta. El "no puedo" no nos ofrece muchas alternativas, sino que nos pone en una posición de víctimas de la situación o de las circunstancias que en ocasiones puede llegar a ser muy cómoda.

Si no controlo la situación, entonces no tengo que ser responsable de lo que me pasa. Si yo digo," no puedo dejar a mi pareja aunque ya no le quiero" no es que no pueda, si no que estoy eligiendo expresamente no dejarla, estoy negando el control de mis sentimientos y evadiendo la responsabilidad de tomar la decisión de terminar la relación. Si realmente quisiera, podría decidir separarme, porque yo soy responsable de mis decisiones y tengo control sobre mis emociones.

Muchas veces, cuando decimos “NO PUEDO hacerlo”, la realidad es que NO QUEREMOS hacerlo.

Si decimos "no quiero hacerlo" en vez de "no puedo hacerlo, pasamos a reconocer que es una elección personal que asumimos, y que hasta ahora no habíamos podido reconocer.

Ese puede ser el primer paso para recuperar el control de la situación y empezar a trabajar en el problema real que podría ser: el miedo a estar solo en el caso de quien no quiere dejar a su pareja actual o el temor no encontrar otro trabajo, o la inseguridad personal de cada uno, en el caso de no verse capaz.

El hacerse consciente de la realidad puede ser desagradable e incluso doloroso al principio, pero también es el primer paso para reconocer lo que hay en el fondo de aquello que nos mantiene atados, que nos frustra y nos roba la energía para hacer otras cosas.

También, el reconocer que en realidad no queremos hacerlo, puede darnos la oportunidad de encontrar nuevas alternativas para solucionar el problema que nos detiene o bien, asumir que, definitivamente,  no  queremos enfrentar aquello, dejar de pensar que no lo hacemos porque no podemos sino porque no lo deseamos por la razón que sea,  asumir las consecuencias de eso y dejar de luchar contra nosotros y contra nuestras circunstancias.

Tal vez al reconocer las verdaderas razones por las que hemos elegido que no queremos algo, podamos encontrar la solución a esos problemas que nos han perseguido desde hace tanto tiempo y ponernos en acción para decidir lo que realmente queremos hacer de una manera más auténtica  y  más responsable.

¿Me responsabilizo o me culpabilizo? 

Muchas veces confundimos estos dos conceptos. Culpabilizarnos de nuestra situación, sólo nos hace acentuar nuestra mochila de problemas, y es algo que no nos ayuda. Culpabilizarnos de todo lo que nos pasa, solo nos lleva, a seguir estando en la posición de víctima y de pobrecito de mí. Lo que ayuda es, poder responsabilizarnos de nuestros propios actos, de una manera no culpabilizadora. Si somos responsables de nuestros actos, también hemos de hacernos cargo de las consecuencias de los mismos, aunque no seamos culpables de ellos.La cuestión por tanto sería despenalizarnos, adoptando una actitud más comprensiva y constructiva hacia nosotros mismos.

Otra concepto a destacar es la “responsabilidad emocional”. Esta consiste en hacernos cargo de las emociones y sentimientos propios, y dejar de responsabilizar a los demás de nuestra felicidad personal y nuestra autoestima.

Responsabilidad significa respetar nuestros sentimientos, nuestras emociones y nuestros actos. No evadirlos, no juzgarlos, simplemente aceptarlos y aprender de ellos.

Experimenta tú mismo tus "no puedo"

Escribe tú mismo, aquellas cosas que consideras que no puedes hacer. En una hoja, empieza la frase por ...No puedo....No puedo... y déjate venir lo que te venga. Cuando termines, cambia los " No puedo" por "No quiero".

No puedo dejar a mi pareja.............................No quiero dejar a mi pareja

No puedo cambiar de trabajo.........................No quiero cambiar de trabajo

No puedo volar en avión................................No quiero volar en avión.

No puedo hacer frente a mis emociones......No quiero hacer frente a mis emociones.

Date cuenta de lo que sientes cuando escribes todo esto y trata de descubrir las verdaderas razones por las cuales TU ELIGES no hacer aquellas cosas escribiéndolas al lado de cada frase.

Reconocer las decisiones personales claramente y asumir la propia responsabilidad y las consecuencias de nuestras elecciones personales es, sin duda, un acto de madurez emocional.

 Si al final decides que, de cualquier manera, no quieres hacer algo, la ventaja será de que ya no culparás a otros y te podrás responsabilizar de esa decisión asumiendo, con valor,  las consecuencias.

Tomar las riendas de nuestra vida pasa por responsabilizarnos de nuestras emociones, de nuestras decisiones y de nuestros actos. 

¿Te atreves a probar?

Adriana Reyes
Psicoterapeuta integradora
www.psicoemocionat.com

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